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A punto de comenzar el juicio por jurados por el asesinato del médico Sebastián Prado (36), la estrategia de la defensa es debilitar las acusaciones.

Sebastián Prado recibió tres disparos de calibre 32 en la tarde del 6 de septiembre de 2013 y quedó tendido sobre el asfalto del callejón López de Gomara de la Sexta Sección. Estaba sacando su auto y lo abordaron dos delincuentes, pero él se resistió porque adentro del coche estaba su familia. Eran casi las nueve de la noche y quien le disparó escapó amparado por las sombras. Años después, el caso daría un giro inesperado.
"Hay que matar a la persona que asaltás, porque los muertos no hablan", le habría dicho Morales a su secuaz.
Esta semana, el nudo de la disputa está en las declaraciones de Lucas Ezequiel Orozco (25). Él y Johathan Morales Nievas (32) fueron condenados por otro asesinato ocurrido en enero de 2018. Durante el juicio, Orozco tiró una bomba: recordó que Morales le había dicho que hay que matar a las víctimas de los asaltos porque “los muertos no hablan”. “Es más –le habría comentado Morales- yo maté un médico y nunca me atraparon”. El médico, claro, sería Prado.
A partir de ese dato el caso Prado, que estaba congelado por falta de información -de hecho, los acusados se habían escudado en coartadas- se activó de nuevo. Y la situación de Morales se complicó.
Ahora tanto la defensa de Johnny Morales como la del otro acusado por el asesinato de Prado, Ismael Pipi Merlo (32), sostienen que el testimonio de Orozco no debe tenerse en cuenta. Para Víctor Banco, defensor de Morales, lo que dijo el muchacho puede ser falso porque “su relato es dudoso”.
No obstante, el juez Mateo Bermejo desestimó esa postura y ratificó la participación de Orozco en el juicio.
La defensa también cuestionó la incorporación de otro testigo conocido como Tyson, cuyo nombre real es José Eduardo Gómez.
Tyson dice que poco después del asesinato de Prado, vio a Morales y Merlo llegar al asentamiento Escorihuela diciendo que "habían mandado una cagada" e intentando “descartar” un revólver calibre 32. El arma nunca fue hallada, aunque la Fiscal Claudia Ríos Ortiz opina que el relato es creíble.
La defensa no coincide con la fiscal. Sostiene que Tyson, más que testigo, debería ser un sospechoso. Los abogados de Merlo -Edgardo Izura, Agustín Magdalena y Cristian Vaira Leyton- califican a ese testimonio como “contradictorio”. Su situación, por tanto, es aún imprecisa.

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