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The Amy Winehouse Band en Vorterix: una noche de lágrimas inolvidables

Llegó a Buenos Aires el show que celebra la vida y obra del último ángel del soul, curado por su amigo, bajista y productor, Dale Davis. Una experiencia vibrante que conmovió a todos.

The Amy Winehouse Band en Vorterix: una noche de lágrimas inolvidables

Domingo 11 de mayo de 2025. Vorterix se llena sin estallar. No hace falta. Lo que viene es íntimo, profundo y ceremonial. The Amy Winehouse Band pisa suelo argentino por primera vez, con un show que no busca reemplazarla, sino invocarla. Como una aparición que se manifiesta a través del amor y el respeto de quienes compartieron escenario, camarín y vida con ella. El show logra arrancarte lágrimas y contarte que sí: su espíritu está en ese lugar con vos por una noche.

“Know You Now” abre el ritual. Es la primera canción del disco Frank y también la primera declaración de intenciones de la noche. Lo que sigue no es un show, es un viaje emocional, curado al detalle por su bajista y productor Dale Davis, quien lidera la banda como un guardián del fuego sagrado.

La lista de temas repasa con minuciosidad cada etapa de su carrera. Siguen “October Song” y “Mr. Magic (Through the Smoke)”, para luego pasar a piezas más conocidas del repertorio de Frank como “In My Bed”, “Stronger Than Me”, “Moody’s Mood for Love” y “You Sent Me Flying”.

Bronte Shandé —la cantante que hace de maestra de ceremonias con muchísimo carisma— no intenta imitarla. Si bien su voz evoca, acaricia, construye puentes hacia la memoria, realmente se logra ver que no intenta copiarla. Es un canal, no un reemplazo. El silencio que hay entre cada tema lo confirma: nadie vino a buscar un revival, todos vinieron a decir gracias.

En el bloque más luminoso del show llegan “Just Friends” y un bellísimo cover de “Cupid” de Sam Cooke. También hay homenajes fuera del repertorio de Amy, como “Doo Wop (That Thing)” de Lauryn Hill, “I Love You More Than You’ll Ever Know” de Blood, Sweat & Tears y “Monkey Man” de Toots & The Maytals.

“Love Is a Losing Game” y “Tears Dry on Their Own” parten al medio el corazón del teatro. A esta altura, más de una lágrima cae sin vergüenza. El momento más emotivo llega con “Back to Black” y en el recinto nadie puede parar de pensar en la historia del último ángel del soul. ¿Y si la hubieran cuidado?

Ya en el tramo final, suenan “You Know I’m No Good”, “Me & Mr. Jones” y “Rehab”, donde el teatro entero canta de pie. “You’re Wondering Now” y “Monkey Man” cierran el show antes del encore, pero la energía en el aire pide una última aparición.

La respuesta: “Valerie”. El clásico de The Zutons que Amy inmortalizó junto a Mark Ronson se convierte en la despedida más alegre posible.

Más allá de la música, lo que impacta es la energía de la banda: un grupo de músicos que no están ahí por contrato, sino por amor. Y en esa comunión entre escenario y platea, Amy estuvo. Estuvo ahí. En en cada proyección, en cada arreglo de vientos. Estuvo, de alguna forma, en todas partes.

Vorterix fue, por una noche, una catedral soul. Y quienes entraron buscando encontrarla, se fueron con un abrazo al alma.

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