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"Estoy harto de comer carne humana". Esa fue la confesión que hizo un hombre al presentarse en una comisaría de la localidad de Estcourt, Sudáfrica. Como si sus palabras no fueran suficientes, les entregó a los efectivos policiales una pierna y mano humana.
Cuando fueron a realizar la investigación, los efectivos hallaron el cuerpo de una mujer mutilada en la vivienda. Además, encontraron ocho orejas en una olla.
Serían tres hombres, de 22, 29 y 32 años, los que estarían involucrados en estos espantosos delitos durante los últimos años. Además, los policías sospechan de que los partícipes estuvieron involucrados en la profanación de tumbas en el cementerio local.
Si bien los cuerpos habrían sido devorados, en Sudáfrica no se condena al canibalismo como un crimen. Por lo tanto, solo podrían ser acusados de tener restos humanos sin permiso, según informó Sunday Times.
