Según datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, una agencia del Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos, los y las adolescentes transgénero son más propensos que los cisgénero a ser víctimas de violencia, al uso de sustancias y al suicidio.
Sin embargo, un estudio publicado en la revista de la Academia Estadounidense de Pediatría sugiere que si tienen acceso a terapia hormonal las posibilidades de suicidio y los problemas de salud mental se reducen significativamente tanto en el corto como en el largo plazo.
Esta es la primera investigación que examina la asociación entre el acceso a bloqueadores de pubertad y las tendencias suicidas de adultos que alguna vez quisieron ese tratamiento. A partir de datos obtenidos de la Encuesta Estadounidense Trans del 2015, la más grande jamás realizada acerca de las vidas y experiencias de personas trans, se examinaron los antecedentes de supresión de la pubertad de 20619 adultos transgénero de 18 a 36 años.
¿Qué son los bloqueadores de pubertad?
Durante la primera fase de la adolescencia ocurren cambios en el cuerpo que pueden no encajar con la identidad de género autopercibida y la terapia hormonal ayuda a adecuar el cuerpo a esa identidad (desarrollando rasgos femeninos o masculinos según se desee y suprimiendo los del sexo asignado al nacer).
Para las personas que quieren feminizar su cuerpo se administran hormonas femeninas (estradiol) y bloqueadores de las hormonas masculinas (espironolactona y acetato de ciproterona), mientras que para las personas que desean masculinizar su cuerpo se utilizan hormonas masculinas (testosterona).
Se trata de un tratamiento progresivo cuyos resultados van a depender del cuerpo de cada persona y en la que algunos cambios son irreversibles (como el crecimiento de las mamas o el aumento de vello en el cuerpo) y otros se revierten con la suspensión del tratamiento.
Estudios anteriores —aunque no de esta magnitud— habían mostrado ya que las personas que se habían sometido a tratamientos de bloqueo de la pubertad y contaban con apoyo psicológico, tenían mejores resultados de salud mental más adelante en la vida.
Por otro lado, existen estudios que muestran que el uso del nombre y pronombre correctos (es decir, los que prefiere la persona) es también relevante en la reducción de los síntomas depresivos y la ideación suicida.
En conclusión, teniendo en cuenta la tasa de intentos de suicidio del 40% entre las personas transexuales —comparado con el 4,6% de la población general—, este hallazgo además de ser el primero en mostrar una asociación específica entre el acceso a los bloqueadores de la pubertad y una disminución de las tendencias suicidas, enfatiza en la importancia de políticas que garanticen el acceso a estos tratamientos.