"Creo que una de las cosas que más enciende mi pasión es la maternidad", dice Carolina Bazán, tímida, risueña, en un video producido por la organización del ranking The World's 50 Best Restaurants. "Siento que el restaurante es otro hijo: tienes que cuidar cada paso, dirigrle el camino, ser su tutor para que tome las decisiones correctas y pueda andar por sí solo". En 2003, cuando ella misma era casi una bebé (tenía 23 años), la cocinera chilena abrió su primer local en conjunto con su madre. Diez años después, mudaron ese concepto inicial a una zona menos céntrica y al poco tiempo lograron el reconocimiento de la comunidad gastronómica internacional. Su premisa, que también es la premisa de su restaurante Ambrosía, es simple: "Mi filosofía de cocina es que la comida tiene que ser rica. Hay veces que los platos no son los más estéticamente bonitos, pero tienen que ser ricos. Si no es rico, no cumple su función", dispara. 

Madre de dos hijos, dueña de dos restaurantes (en 2017 sumó Ambrosía Bistró, más descontracturado) y referente culinaria, Bazán acaba de ser elegida como la Mejor Chef Femenina de América Latina (si alguna vez nos leyeron, saben que tenemos dudas sobre esa etiqueta). Con sus 39 años, logró uno de los mayores galardones de la versión latina de la famosa lista. "Haber sido elegida la mejor chef femenina de Latinoamérica por mis pares es... Siento mucho respeto de parte de todos mis colegas. Todos los que votaron por mí han estado en alguno de mis restaurantes y saben que lo que hago, lo hago con mucha pasión y mucho cariño. Este premio busca visibilizar el trabajo de las mujeres en la cocina: me gustaría demostrarles que no es imposible ser mujer y llegar a una cocina de este nivel", asegura. En otra entrevista publicada por The World's 50 Best Restaurants, la chef reflexiona más profundamente sobre su papel como mujer en un rubro históricamente protagonizado por hombres: "Hubo algunas situaciones incómodas que no hubieran existido con más mujeres en la cocina, pero no fue nada serio. Ahora, después de mis 18 años en la industria, puedo ver claramente que hay diferencias y que llegar lejos como mujer es mucho más difícil". Sobre todo, si tiene que dedicarse a la crianza de sus hijos. "Creo que la gente me ve como una chef, y eso es verdad. Pero siento que además de ser una chef, soy madre, y ese es otro trabajo súper intenso. Ahí notás un poco la diferencia con los hombres: siento que muchos cocineros ni siquiera hacen su cama". 

Para expandir sus fronteras, Bazán cocinó en Perú y también en Francia, donde logró cambiar su perspectiva. Reemplazó los ingredientes congelados por los de estación y otorgó una impronta más íntima, creativa y personal a sus platos; una transformación que la llevó a formar parte del ranking en 2014 para nunca abandonarlo. "Cada vez que viajo me gusta traer algún sabor que he conocido y tratar de reintepretarlo a mi manera. Tengo mucho peruano, argentino, americano; un popurrí de sabores que creo que hay pocas cosas que lo superan", describe. "¿A qué se debe el éxito? Yo creo que a la constancia, al apoyo de todos los que me rodean y de todos los que creen en lo que hago... A ser fiel a mis principios, a mis sabores... A ser bien intensa", remata, riéndose.

En octubre, esperamos verla en Buenos Aires: la ceremonia en la que se anunciarán los Latin America's 50 Best Restaurants 2019 será el jueves 10 en la Usina del Arte.