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Actualidad -
Saúl "Canelo" Álvarez le puso fin al invicto de Billy Joe Saunders al derrotarlo por nocaut técnico en el octavo round de un combate que unificó los títulos de la categoría supermediano de la AMB, CMB y OMB, y que tuvo como novedad la presencia de 73 mil personas en el AT&T Stadium de Arlington, en Texas, en medio de la pandemia de coronavirus (COVID-19).
El boxeador estadounidense fue duramente castigado por el mexicano y quedó con su ojo derecho completamente cerrado, por lo que no pudo volver al cuadrilátero para continuar con la pelea. De hecho, Saunders fue internado porque sufrió la fractura de su hueso orbital.
���� Otro día en la oficina.
— Canelo Alvarez (@Canelo) May 9, 2021
���� Another day at the office. #CaneloSaunders pic.twitter.com/AUdlFdEvWC
"Sabía que ya no iba a seguir porque le quebré el pómulo", intuyó Canelo tras la pelea que le permitió sumar el cinturón de la Organización Mundial de Boxeo (OMB) a los dos que ya poseía en la categoría (AMB y CMB).
Y añadió: "La pelea iba a comenzar hacia el octavo asalto. No fue tan difícil como lo esperaba, me doy cuenta de que mi preparación era buena y voy mejorando día a día".
Además, Álvarez confirmó su intención de ir por la corona que le falta de la Federación Internacional de Boxeo (FIB), para convertirse en el primer supermediano (76,2 kg.) de la historia en lograrlo. "Es el plan, voy por ello", le avisó al vigente campeón, el invicto estadounidense Caleb Plant, de 28 años, ganador de 21 peleas (ninguna por la vía rápida).
El público volvió a llenar un estadio
El combate que se realizó este sábado (madrugada del domingo en Argentina) en el AT&T Stadium, la casa de los Dallas Cowboys de la Liga de fútbol americano (NFL), fue el evento bajo techo con mayor concurrencia de público en Estados Unidos desde el inicio de la pandemia.
Los 73 mil asistentes no mantuvieron el distanciamiento social y muchos de ellos tampoco portaron tapabocas frente al relajamiento de los controles por parte de la organización del combate.
Precisamente, el estado de Texas anunció en marzo pasado una flexibilización de las medidas sanitarias, mientras Estados Unidos avanza con una impotante campaña de vacunación.
