A esta altura del part… de la pandemia, ya no es novedad decir que los eventos presenciales, la música y el encuentro volvieron. Los protocolos vigentes permiten hace ya un tiempo los eventos masivos y todos aprovecharon para agarrar ese envión que dieron las flexibilizaciones.

Sin embargo, lo que pasó con Savage fue distinto. Y es que esta fiesta electrónica, que tiene en su haber un nombre con mucho peso específico dentro de la escena, volvió para su séptimo aniversario el pasado martes 7 de diciembre, encajando con el feriado del miércoles y convocando a cientos de personas para disfrutar de un show al aire libre.

Con sede en Mandarine Park y con un viento que no sólo hacía volar los pelos y las camisas hawaianas de los allí presentes, sino que ayudaba a mitigar la temperatura calurosa propia de una fecha tan cercana al inicio del verano.

Y la música, por supuesto, la protagonista de la noche, que empezó a eso de las 22 mientras el predio del spot de Punta Carrasco se iba llenando cada vez más de grupos bailoteando de la mano de Facundo Mohrr, DJ residente de Crew Savage de gran trayectoria que plasmó todo el expertise que supo conseguir en los clubes y festivales más emblemáticos como Burning Man, Coachella y Woomoon.

Durante algunas horas, Facu calentó motores para lo que fue el gran invitado de la noche: Dixon, que volvió a la Argentina desde Alemania para llenar de música al sector general, que estaba preparado para albergar a más de 4000 personas, al sector VIP y sus 900 espectadores y al backstage, donde circa 350 personas disfrutaron del show con técnica de sonido Funktion One.

Artista multifacético, Dixon le puso pausa a la dirección del reconocido sello discográfico Innervisions, del ciclo de eventos Trasmoderna y de la marca de ropa para clubbers Together We Dance Alone para demostrar, delante del público argentino, que no por nada fue elegido por Resident Advisor como el mejor DJ por cuatro años consecutivos.

Y, al mismo tiempo, con el feedback propio de este tipo de eventos, el público argentino le demostró a Dixon que, ciertamente, es uno de los mejores arengadores del mundo para cualquier género que se le proponga. Una noche de ensueño para Savage, que cerró sus siete años de vida pisando fuerte en la costanera porteña.