Marilina Bertoldi copó el C Complejo Art Media este fin de semana para hacer una de las cosas que mejor sabe hacer: subirse a los escenarios y protagonizar shows en vivo de alto impacto, ofrecer una perfo energética, poderosa, frente a su público fiel que sabe que los conciertos de la rockera serán una experiencia que trascenderán la dimensión sonora.

Este viernes 28 y sábado 29, Bertoldi montó dos espectáculos junto a su banda en el barrio porteño de Chacarita que continuaron con la línea experimental y hasta teatral que viene construyendo desde hace varias presentaciones en las que suma factores visuales y estéticos que la convierten en una de las artistas contemporáneas más potentes.

Segundos antes de que Bertoldi apareciera ante una sala llena de espectadores, dos telones cubrían el escenario mientras una mezcla de temas de ella, conjugados con ruidos y voces difusas que parecían salir de una radio inundaban el recinto. La puesta de luces fue un elemento clave para generar diferentes climas y atmósferas a lo largo del concierto.

Acto seguido, Marilina apareció vestida con un traje gris con grandes hombreras, al mejor estilo David Byrne que se fusionó con una propuesta sesentona, como si el concierto fuera un programa de TV norteamericano de aquella época. La intro vino acompañada de una secuencia junto a su banda de músicos formada por Eduardo Giardina en batería, Juan Segovia en bajo e Ivanna “Chipi” Rud y Luciana Torfano en guitarras.

La noche abrió con "Es Poderoso" de su álbum Mojigata y cerró con "MDMA", de Sexo con modelos. En el medio, el setlist del show se compuso de temas que recorrieron casi toda su discografía, desde "En mí" de su segundo disco, La presencia de las personas que se van, hasta "Lá Lá", su single más reciente lanzado en mayo de este año.

A la mitad del show, el escenario cambió de locación y Marilina se mudó a la escalera en la parte trasera del recinto, mezclándose entre el público, para dar lugar al momento más íntimo del encuentro con un formato acústico de “Remis” y “En mí”. "Si les estoy tapando me voy", lanzó a modo de chiste dirigiéndose a su público.

De vuelta en el escenario, ahora con un fondo de cortinas transparentes, la artista se puso en rol de guitarrista para continuar con la esencia rockera y siguió haciendo repaso por temas de toda su discografía, tales como “La Casa de A”, “Cosas dulces”, “Claro ma”, y "Pucho" soltando su lado más irreverente y desatado.

Si bien Marilina interactúa poco con sus fans, la artista se tomó una pausa para agradecer su presencia esa noche, expresar su emoción por volver a los escenarios tras su última presentación en marzo, en el marco del Lollapalooza, pero confesando que es un tiempo para ella de tomarse un tiempo y “bajar un cambio”.

“Estoy muy agradecida con la banda que tengo, un aplauso para ellos. Esta canción la armamos juntos. Esto suena a esta banda”, expresó y dio pie a una reversión de “Amuleto” y “Fumar de Día”, uno de los momentos más memorables del show de la mano de uno de los hits de Bertoldi de su disco Prender un fuego, que cambió su estilo rockero intenso por uno más soft, casi como una canción de The Beatles.

Hacia el cierre, llegaron en una seguidilla "Sushi en Lata", "Beso beso beso", "Pucho", "O no?", y "Racat". Vestida con una tapado de piel blanco y gris, Marilina dio cierre a una noche que la reafirma como una compositora que mantiene vivo al rock en la escena nacional, y más aún, que confirma que el rock también es de las pibas.